lunes, 14 de octubre de 2013

COPROFAGIA


La bella Gabriela, ex reina del Yamor y actual Presidenta de la Asamblea, nos ha comunicado su ferviente deseo de virar la tortilla, para que “los pobres coman pan y los ricos mierda, mierda” (perdón por la grosería, pero es una cita textual). Gabriela, por supuesto, se ha incluido entre los pobres que comerán pan, y yo, al igual que Martín Pallares el domingo en “El Comercio”, me pregunto ¿cuánto ganará la bella Gabriela?; ¿será pobre de solemnidad?. Para un pordiosero, y hasta para un trabajador que gana el salario mínimo, una persona que recibe más de cuatro o cinco mil dólares mensuales seguramente será percibida como rica, por lo cual calificaría para aceptar la  invitación a la coprofagia. ¿Estarán invitados a la opípara cena todos los Ministros, Subsecretarios, Asesores, Asambleístas, cuyos ingresos superan esas sumas?. ¿Serán convidados los nuevos ricos, aquellos contratistas que han obtenido pingües ganancias en la construcción de la obra pública, realizada a lo largo y ancho de la Patria toda? (contratos obtenidos en buena lid, en concursos abiertos y transparentes, por supuesto). ¿Llegarán también al convite los prósperos empresarios que, con todo derecho, ni más faltaba, han apoyado desde siempre a la revolución ciudadana, aquellos a los que Alberto Cortez definió como “pequeños burgueses, con una leve tendencia izquierdosa”?. ¿Asistirá a la comilona Fabricio Correa, por ejemplo, quien, por boca  propia, confesó tener varios millones, aún antes de haber contratado con el Estado durante este régimen?. Quizá la bella Gabriela no reparó en el alcance de sus palabras, y, al igual que lo hizo en el discurso de su posesión, en donde leyó citas literarias fuera de contexto, quiso dárselas de muy original y pasar a la Historia, pronunciando la frase de marras, frase que un grupo folclórico cantaba con entusiasmo en la década setenta. Me atrevo a pensar que la bella Gabriela no reparó que escupía al cielo, y que sus palabras podían herir las susceptibilidades de algunos millonarios que, con todo derecho repito, apoyan incondicionalmente a su Jefe. Yo no califico para la coprofagia, pero confieso que sí me como M…., cuando escucho tantas tonterías.

 

 

Freddy Rodríguez García

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